Ella era una niña cosaca ojinegra
que mi caballo me calzó.
Cuán poquito ella cobraba, cu-al si no fuera capaz.
que mi caballo me calzó.
Cuán poquito ella cobraba, cu-al si no fuera capaz.
"¡Cada día quiero, niña, con tu nombre alucinar"
"Pues mi nombre ha de escucharse cuando salga a cabalgar."
("Pues su nombre ha de escucharse
cuando salga a cabalgar.")
Y ya yo cuando salgo, me monto a mi caballo, cuando me toca galopar.
Paso piedras, pasos cortos y paso con cierto compás.
"¿Masha?¿Zina?¿Dasha?¿Nina?"
Ninguna lleva el "cascás".
"¡Katya, Katya!" sí que suenan
mis cascos al cabalgar.
("¡Katya, Katya!" sí que suenan
mis cascos al cabalgar.)
Y desde aquella suerte, si salgo por la calle
o cuando salgo a galopar:
"Katya, Katya, Katerin."
Mi cuchicheo no tiene fin.
¡Sal de mi cabeza, niña!
¡Con otra a ti he de callar!
Pero, Katya, a ti te dejo en versos de mi canción.
(¡Pero, Katya, a ti en versos te dejo en mi corazón!)
Ella era una niña cosaca ojinegra
que mi caballo me calzó.
Cuán poquito ella cobraba, cu-al si no fuera capaz.
"¡Cada día quiero, niña, con tu nombre alucinar!"
"Pues mi nombre ha de escucharse cuando salga a cabalgar."
(¡Pues su nombre ha de escucharse
cuando salga a cabalgar!)